domingo, 14 de febrero de 2010

Breve y entendible explicación de la crisis de deuda gubernamental.


Se están desbordando los ríos de tinta y los espacios en televisiones y radios para explicar la actual fase de la crisis económica que estamos padeciendo y que ahora (14/02/2010) está afectando a la deuda gubernamental, no obstante, las explicaciones que leo y oigo son parciales en algunos casos, demasiado técnicas en otros o simplemente no siguen una cronología con lo que no se termina dando una visión entendible y general de la situación.


Hay que empezar explicando de donde venimos. Los efectos palpables de la actual crisis económica empezaron a sentirse en el verano de 2007 cuando la falta de liquidez, consecuencia de la desconfianza que se tenían entre los bancos, reinaba en el mercado. Por aquel entonces el ciudadano de a pie vivía feliz sin atisbar lo que se estaba preparando y solo los partícipes de algunos fondos de inversión del tipo hedge funds, por lo general personas con un poder adquisitivo alto, sufrieron perdidas relevantes como consecuencia de la devaluación de los activos en los que estaban invertidos los fondos.


Posteriormente nos explicaron la situación, poniéndose de manifiesto la burbuja basada en créditos hipotecarios otorgados a personas insolventes y plagadas de deudas que finalmente derivaban en impagos. Ciertos bancos de talla internacional, sobre todo norteamericanos pero también europeos, dada la magnitud de la deuda comprometida y del riesgo de ese negocio hasta entonces rentable, se encargaron, con antelación y con el beneplácito de las autoridades económicas, de realizar ciertas operaciones de ingeniería financiera tendentes a mezclar y ocultar los activos de riesgo en unos paquetes aparentemente inocuos llamados CDOs (Collateral Debt Obligation), que comercializaron por todo el mundo a través de fondos de inversión y otros vehículos financieros.


Todo esto lo observábamos desde España con curiosidad ya que no nos llegó a afectar directamente, sino de forma tangencial, debido a las participaciones que algunos pocos tenían en ciertos fondos de inversión. Más aún, nos congratulábamos por tener un sistema financiero sólido y alejado de todos estos chanchullos promovidos desde el extranjero. ¡Qué inocencia la de aquellos años!


Pero la ola gigante que se estaba formando siguió su curso ajena a las preocupaciones de unos, la curiosidad de otros y la indiferencia de los que pensaban que esto no iba con ellos. Dicha ola alcanzó uno de sus picos de intensidad con el caso Lehman Brothers, entidad financiera norteamericana fundada en 1850, de altísimo prestigio, rancio abolengo y solvencia fuera de toda duda que el 15 de septiembre de 2008 se declaró en quiebra y poco después terminó liquidando el negocio y desapareciendo.


Por aquel entonces estaba muy de moda la especulación sobre los bancos que presentaban debilidades contables, cebándose en ellos los que apostaban por que las acciones de dichos bancos iban a caer estrepitosamente (¿no les suena a lo que ahora ocurre con la deuda pública?). Lo que terminó siendo una profecía autocumplida en el caso de Lehman, que según dicen las malas lenguas, fue dejada a su suerte ante las pirañas de la especulación por una vendetta de índole político-financiera engendrada años antes por desacuerdos con ciertos sectores del poder.


Lo cierto es que la banca de inversión desapareció de un plumazo y que la compra, (o quizás regalo de la Reserva Federal), de Bearn Stearns por parte de JPMorgan y sobre todo la desaparición de Lehman Brokers supusieron un antes y un después en el devenir de la crisis a nivel global.


El pánico se extendió por todo el mundo ante la posibilidad de un fallo sistémico de la banca a nivel global y ese fue el detonante del largo vía crucis para millones de personas en el mundo, ya que con este panorama en el horizonte el hundimiento del comercio internacional, el incremento exponencial del paro y la caída en picado del poco crédito que los bancos otorgaban a particulares y empresas, fue una realidad que afectaba a todas las economías, en especial a las mas desarrolladas.


Debido a la magnitud del problema todos los ojos se volvieron hacia los responsables de los gobiernos y las autoridades financieras, la reacción fue un clamor popular para que se diese una solución ante tal desbarajuste. La respuesta de los gobiernos no se hizo esperar, y adquirió la forma de ingentes ayudas al sector financiero o como en el caso de España al sostén de una economía basada durante muchos años en la especulación urbanística, lo que desarrollo un sector de la construcción hipertrófico que en muy poco tiempo vio como se perdía el negocio casi por completo. Como muestra, indicar que en un solo año se llegaron a construir en España tantas viviendas como en Francia y Alemania juntas. Hoy tenemos un excedente de viviendas que algunas fuentes tasan en un millón y medio, siendo la demanda media anual de trescientas mil. Haciendo una sencilla cuenta se pueden intuir los años que le quedan al mercado de la construcción residencial para llegar al equilibrio entre oferta y demanda, algo parecido ocurre con los locales comerciales.


Bueno pues ya tenemos la siembra hecha para la próxima fase de la crisis que viene definida por las palabras “deuda” y “gubernamental”. Durante 2009 hemos asistido al expolio de los recursos de los gobiernos y a la acumulación de deuda, en unas cantidades históricamente altas y lo que es peor, a nivel global. Destacar que el concepto “deuda gubernamental” no es algo abstracto que afecte a un ente ficticio llamado gobierno. La deuda gubernamental* es la adquirida por el gobierno de un país y de la cual participan todos sus ciudadanos, es decir, todos somos deudores aunque no por igual como veremos a continuación.


Me refiero a que las rentas más altas disponen de los medios, los conocimientos, la asesoría y una legislación muy favorable a sus intereses para pagar proporcionalmente mucho menos que la clase media. Por otra parte la clase más desfavorecida no puede hacerse cargo de ninguna deuda ya que no dispone de los medios para hacerle frente. En la coyuntura actual su situación ya crítica de antemano, no hace sino empeorar con lo que se convierten en demandantes de ayuda. Afortunadamente en Europa y por tanto en España disponemos de un sistema de coberturas sociales para proporcionar las ayudas básicas a familias que no pueden subsistir por sus medios. No obstante, esto deja un panorama sombrío para la clase media y no solo ocurre en Europa sino en EE.UU. donde probablemente haya sido una de las causas importantes por las que el partido demócrata ha perdido, en enero de 2010, el escaño que tenía en Massachussets y que desequilibra su dominio en Washington.


Esto ha generado una tormenta política que parece estar enfocando las prioridades del presidente de los EE.UU. hacia la contención de la deuda y la creación de empleo.


Nótese que el ciclo de la deuda se ha cerrado, tras pasar por diferentes manos privadas ha terminado "convenientemente" instalada en las arcas públicas en un proceso que ha durado dos años aproximadamente y que tardará mucho más en depurarse a costa de la calidad de vida y el poder adquisitivo de la clase media.


Tener en cuenta además que este trasvase de la deuda privada hacia la publica se sigue produciendo en la actualidad. Observen lo que ocurre con Fannie y Freddie y las medidas de urgencia adoptadas por el Tesoro norteamericano para respaldar la ingente deuda, que a pesar de todos los billones de dólares invertidos, aún tienen debido al incremento de la quiebra de las familias. En España pasa algo parecido como consecuencia de la elevada tasa de paro, tengamos en cuenta además el impacto que puede suponer el ajuste del sector bancario que se está produciendo lentamente y cuyo desenlace conoceremos, probablemente, a lo largo de 2010. Por último, mencionar el ajuste de la industria a nivel mundial como consecuencia del exceso de capacidad para la demanda existente en la actualidad y que pone de manifiesto la debilidad del sistema.


Muy poco tardaron los políticos en dedicar ingentes cantidades de dinero al sistema financiero comparándolo con lo mucho que les esta costando tomar medidas contundentes para solucionar la crisis social. Desafortunadamente, con el sistema actual, las familias sin empleo, no disponen de ingresos y sin ingresos el comercio no llegará a recuperarse de una forma sólida. Esto, junto a la falta de crédito, hace que las empresas no puedan recuperarse convenientemente con el riesgo que ello supone. Por cierto, indicar que los bancos no han recuperado su papel de dinamizadores de la economía a través de la gestión del crédito.


Este es el anillo de fuego que hay que romper, pero ¿como hacerlo cuando las arcas públicas no pueden seguir por el camino del incremento de la deuda y la confianza de los ciudadanos en el sistema se está resquebrajando progresivamente?


No hay otra solución a corto plazo que no sea la creación de empleo en aquellas industrias que han estado relegadas durante años en favor de las más tradicionales, y que van enfocadas a un desarrollo social respetuoso con el medio ambiente, ya que aquí está radicado el otro gran reto de la sociedad. La creación de riqueza sin afectar negativamente a la naturaleza.


El dinero lo tendrá que poner quien lo tenga, pero fundamentalmente manos privadas a tenor de la situación de la deuda de los países. Los gobiernos deberán propiciar, vía legislación, los cambios necesarios y asegurarse del buen fin común de las inversiones.


No sé, mucho cambio es necesario en poco tiempo para la poca capacidad que estamos demostrando de ir en esa dirección. ¿Seguirá campando el egoísmo o podremos reaccionar a tiempo? Probablemente lo veamos a lo largo de este 2010, aunque las consecuencias de todo lo indicado anteriormente y lo que está por venir las seguiremos notando en los próximos años.


Al contrario de lo indicado en muchos medios de comunicación es probable que estemos en el transcurso de una depresión global y no en el fin de una recesión, no obstante, decir que de nosotros depende y de la capacidad de reaccionar coordinadamente, no desde las instituciones políticas, que están bloqueadas y a las que lastra la burocracia y los intereses partidistas, sino desde la sociedad.



* Respecto de la deuda pública convendría enfocar debidamente el riesgo. Para ello comentar que Grecia supone aproximadamente el 3% del PIB de la eurozona, contra el 13% que supone California para el PIB de EE.UU. Decir, además que las deudas de España, Reino Unido y EE.UU. son, en proporción, aproximadamente equivalentes. Considerando el revuelo que se ha montado en torno a la deuda Española, ¿qué no puede pasar si la atención se centra en el Reino Unido y consecuentemente su probable contagio a EE.UU.?

Añadir el siguiente apunte:

Según cálculos de CMA (Credit Market Analysis) a cierre del mercado el 04-02-2010

Highest Default Probabilities
Entity Name Mid Spread CPD (%)

Venezuela 1063.02 51.93
Argentina 1055.88 50.50
Pakistan 870.48 45.19
Ukraine 911.53 43.70
Iraq 477.50 34.52
Iceland 636.04 34.46
Dubai/Emirate of 522.76 30.44
Greece 426.38 30.20
Latvia, Republic of 487.77 28.25
California/State of 328.88 25.27

sábado, 13 de febrero de 2010

La Unión Europea y su permanente crisis de identidad.

La Unión Europea nace del interés de los países fundadores de crear un espacio de cooperación económica para poder desarrollar un mercado más amplio capaz de aportar ventajas competitivas. Además existía en los discursos de la época una intención de integración social, cultural y política en un nuevo espacio común en el que desarrollar una identidad propia como ciudadano europeo.

Al transcurrir de los años ha quedado claro que la integración económica, aún con sus dificultades, ha sido más factible de llevar a cabo que la pretendida creación de una identidad común que está por definirse y cuya materialización se prevé complicada por la confluencia de diversos factores que operan en su contra.

La visión de una Europa unida por su economía tanto al nivel de los agentes económicos como de los políticos suscitaba recelos al plantearse la reconversión de las diferentes economías europeas para afrontar la integración económica, no obstante una vez superados estos, las ventajas asociadas a la formación de un mercado común capaz de contarse entre los más potentes a nivel internacional junto con el norteamericano, japonés y más recientemente el chino eran y son evidentes, siendo este el motivo fundamental por el que se ha desarrollado más la faceta económica que la social o la cultural.

Además del factor puramente económico, cuyo mayor interés en ser desarrollado ha restado oportunidades a la integración social, existe otro factor que opone resistencia. Esta resistencia viene de los propios países miembros y en especial de sus gobiernos nacionales que no quieren perder soberanía ni control sobre sus ciudadanos en favor de unas instituciones supranacionales.

Lo cierto es que los estados se ven permanentemente presionados para ceder cuotas de poder tanto a las instituciones locales, más próximas y valoradas por la ciudadanía, como a las supranacionales como la propia Unión Europea, mucho menos valorada y entendida por los ciudadanos pero capaz de operar con más eficiencia y poder a nivel global.

Esta constante cesión de poder está descapitalizando a los estados nacionales que conscientes de ello se esfuerzan en poner trabas para impedir, en la medida de lo posible, la fuga de soberanía entre lo local y lo global.

A esta situación se une la fuerza de la historia que vincula a los ciudadanos con su identidad local y nacional, unos lazos tejidos durante generaciones, en detrimento de la incipiente identidad europea.

La actual crisis económica cuyos efectos empezaron a notarse desde el verano del 2007 y que sigue desarrollándose en la actualidad, está poniendo a prueba la solidez de muchas instituciones y también de la propia Unión Europea. Este es otro factor de discordia entre los países miembros que en ocasiones optan por llegar a acuerdos con terceros países en materia de comercio exterior, suministro energético o política exterior a espaldas de las decisiones que como Unión Europea se hayan determinado. Estos acontecimientos restan credibilidad a los planteamientos europeos en la escena internacional resquebrajando la unidad y limitando la voz de Europa como un bloque frente al resto de interlocutores globales.

Otro lastre para el desarrollo de la Unión Europea y prueba de la falta de interés por ceder soberanía de los estados miembros es la carga burocrática y la superposición de funciones que soportan las instituciones comunitarias. Esta situación las convierte en lentas, onerosas y las separa de las necesidades reales de los ciudadanos que son los que en última instancia tienen que apoyarlas o no.

Los ciudadanos tienen que percibir que la unión de los países en una estructura supranacional les aporta algo a ellos independientemente de los beneficios que suponga a nivel macroeconómico. La relación y el diálogo entre lo local, lo nacional y lo supranacional es clave y tiene que ser fructífero en primer lugar para los ciudadanos, no para una élite política cada vez más costosa de soportar en función de su poca eficiencia o para los agentes económicos que buscan permanentemente el incremento de sus beneficios obviando el interés de la ciudadanía.

El acercamiento cultural y social entre una clase media creciente, sólida y homogénea en cuanto a sus condiciones de bienestar, en los diferentes estados de la unión, debe predominar ante los diferentes intereses para generar una identidad común apoyada por unas instituciones ágiles, pendientes de las necesidades locales, sensibles a las diferentes identidades culturales y firmes en las relaciones internacionales.

Sin menoscabo del ingente trabajo realizado hasta ahora y valorando cada uno de los pasos dados, como necesario para afrontar el siguiente, lo indicado anteriormente es el reto fundamental que ahora más que nunca tiene que afrontar la Unión Europea si quiere ser un polo de cohesión sociocultural en torno a una nueva identidad compartida que complemente las ya existentes y que genere estabilidad y prosperidad.

Publicado por Arcano.